Colombia and the war on drugs, how short is the short run?
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In the nineties, Colombia became the main supplier of cocaine to the world markets. Estimations of total production and net revenues indicate that for 2001 this illegal business might have been responsible for 2% to 4% of the country's GDP, depending on the number of hectares of coca leaf planted and productivity per hectare contemplated by different analysts. The war on drugs, specially its supply side for which Colombia is held responsible, consists of obstructing all the steps of this traffic, from curtailing the inflow of inputs, destroying crops and processing units, until transportation interdiction and dismantling domestic money laundering. This war has cost dearly to Colombia, both economically and institutionally. The direct effect of the war on drugs is an increase of cocaine prices. Therefore, its efficacy lies on a variable that measures consumers' responsiveness to price increases, i.e. the price elasticity of demand in the U.S. The empirical evidence in this respect indicates a troubling result: it is inelastic (insensitive) in the short run, but elastic in the long run. The war on drugs makes sense only in the second scenario. Therefore, the question is: how short is the short run? The jury is still out in this respect.
Resumen
En los años noventa Colombia se convirtió en el principal proveedor de cocaína para los mercados mundiales. Estimaciones sobre la producción total y los ingresos netos de este negocio ilícito indican que pudo haber generado entre el 2% y el 4% del PIB colombiano en 2001, dependiendo del número de hectáreas cultivadas y de la estimación de productividad por hectárea que contemplan distintos analistas. La guerra contra las drogas, en especial aquella que se libra del lado de la oferta, y de la cual Colombia es considerado el principal responsable, consiste en obstruir todos los pasos que van desde impedir la llegada de precursores químicos, fumigar plantaciones y destruir unidades de procesamiento, hasta la interdicción del transporte hacia los mercados consumidores y el desmantelamiento del lavado de dinero de grupos ilegales internos. Esta guerra le ha costado caro a Colombia tanto económica como institucionalmente. El efecto directo de la misma es un incremento en los precios de la cocaína. Por lo tanto, su eficacia depende de la variable que mide la respuesta de los consumidores a las fluctuaciones de los precios de esta droga, esto es, la elasticidad-precio de la demanda en los Estados Unidos. La evidencia empírica a este respecto lleva a un resultado problemático: la demanda es inelástica (poco sensible) en el corto plazo, pero elástica en el largo plazo. La guerra contra las drogas sólo hace sentido en el último caso. Por lo tanto la cuestión central es: ¿qué tan corto es el corto plazo? Esta es una pregunta aún abierta.