Who wants violence? The political economy of conflict and state building in Colombia
Citas bibliográficas
Enlace de Referencia
Autores
Autor corporativo
Recolector de datos
Otros/Desconocido
Director audiovisual
Editor/Compilador
Fecha
Resumen
Enduring violent conflict is the flip side of the coin of a weak state. In this article, I propose some political economy underpinnings for the persistence of conflict (and the weak state). Focusing on the case of Colombia, I discuss three broad sets of mechanisms that are also relevant elsewhere. First, a "public goods trap" implies that allow supply of public goods (including security and order) produces a low demand for public goods, and vice versa. This trap is grounded on, and reproduces, political and economic inequality. Second, conflict and a weak state create economic and political rents, producing vested interests in the status quo. I argue that political rents are a particularly strong obstacle, partly because reformers face a sort of curse of dimensionality: many things have to work well for state capacity and stable peace to consolidate. Politically powerful groups take advantage of any weak spot to defend their rents, producing countervailing negative effects following state building efforts. Finally, the very clientelistic pattern of political exchange in many societies consolidates a weak state, and weak states are fertile ground for clientelism to flourish. This vicious circle of clientelism and state weakness is another reason for persistence. I conclude discussing some lessons for reformers, though the very nature of the argument implies that there are no easy recipes for success.
Resumen
El conflicto persistente es la otra cara de la moneda de un estado débil. En este artículo, propongo algunos fundamentos de economía política para la persistencia del conflicto (y el estado débil). Concentrándome en el caso colombiano, propongo tres grandes grupos de mecanismos que también son relevantes en otros lugares. Primero, una "trampa de los bienes públicos" implica que una baja oferta de bienes públicos (incluyendo la seguridad y el orden) produce una baja demanda de bienes públicos, y vice versa. Esta trampa se apoya, y reproduce, la desigualdad política y económica. Segundo, el conflicto y un estado débil crean rentas económicas y políticas, produciendo grupos de interés comprometidos con sostener el status quo. Argumento que las rentas políticas son un obstáculo especialmente fuerte, en parte porque los reformadores enfrentan una especie de maldición de dimensión: muchas cosas tienen que funcionar bien para que se consoliden la paz estable y un estado capaz. Los grupos políticamente fuertes aprovechan cualquier punto débil para defender sus rentas, produciendo efectos contrarios negativos tras los esfuerzos por construir un estado. Finalmente, la naturaleza clientelista del intercambio político en muchas sociedades consolida el estado débil, y un estado débil es a su turno tierra fértil para que el clientelismo florezca. Este círculo vicioso de clientelismo y debilidad estatal es otra razón de persistencia. Concluyo discutiendo algunas lecciones para los reformadores, aunque la naturaleza misma del argumento implica que no hay una receta simple para el éxito.